El Cuento de la Semana: La Paz

tisdag 2 juni 2009 ·


Domínico Nadal, NotiColombia Press.

La Paz, la paz. Lo que todo ser humano ansía para vivir su vida plenamente o no tan plenamente pero más o menos. Paz... Paz....

Palabra que en ciertas bocas suena a sacrilegio. A herejía. Como cuando el narco-paramilitar presidente Uribhitler la pronuncia. Porque la verdad es que cuando él la pronuncia huele a todo menos a bueno. Como habrán hecho los presidentes y los invitados a la posesión de Funes para soportar semejante pestilencia que salió por la boca de Uribhitler cuando habló de paz...

Dijo que la experiencia centroamericana es la paz que él quiere para Colombia. No se preocupó de que estaba ante personas que tienen buena memoria ya que él todo lo que habla lo desbarata con las patas. Lógico que semejante individuo no se preocupe ni siquiera por guardar las apariencias. Alguien dijo que el sacrilegio de hablar de paz estuvo en que al mismo tiempo le estaba rogando a Hillary Clinton que no ´le recortaran el Plan Colombia´, por favors su mercé, y que aprobaran el TLC.

Un individuo con el historial de Uribhitler muere como es. Mafioso. Nunca cambiará. Su visión es rígida en extremo y cuando aparenta flexibilidad es que está esperando mejores tiempos para dar el zarpazo. Pero ni eso hace Uribhitler. En El Salvador hizo gárgaras con la palabra paz y de su boca emanaba un olor azufrado. No recordó que en Colombia él ordena hacer la guerra contra todo el que huela a campesino, indígena, estudiante, revolucionario, guerrillero... No recordó que en Colombia ha dicho que no permitirá que las FARC entreguen al cabo Moncayo -un servidor del estado- a la senadora Piedad Córdoba. Y esa es una actitud de guerra contra sus propios servidores, los pobres militares y policías que las FARC capturó en combate. Es una actitud de guerra, mas no un hecho de guerra.

Porque es cierto, Uribhitler ordena hacer la guerra pero él no hace la guerra, como se plantea en un excelente artículo que leí por ahí. Uribhitler es tan incapaz que no es capaz de ponerse un camuflado, agarrar un fusil e internarse a la selva colombiana a combatir a las FARC, una guerrilla que nace por las órdenes de los que ordenan hacer la guerra en Colombia: la oligarquía y los gringos. No, él obliga al pueblo colombiano a que vaya a la guerra a matar a su hermano. Claro que eso no es sólo cosa de él. Todos los riquitos no permiten que sus ´hijos de papi y mami´ presten el servicio militar obligatorio, mucho menos que vayan a la guerra que sus ´papitos´ decretan cada tantos años.

Que demuestren los narco-para-oligarcas de nuevo cuño y los oligarcas de viejo cuño si alguno de ellos ha muerto en la guerra que ellos adelantan en Colombia. A ver... muéstrenlos. Sobran dedos de una mano si contabilizamos cuántos oligarcas han muerto por culpa de la guerra en Colombia. Quizá por eso ellos se solazan ordenando hacer la guerra.

Nuestro pueblo ha enfrentado la guerra oligárquica e imperial con guerra popular. Una acción merece una reacción de igual o mayor fuerza e intensidad. En eso no puede haber paños de agua tibia. Porque ellos decretaron la guerra en 1964 -y la siguen decretando cada tantos años- es que nacieron las FARC, y ya tienen 45 años de estar trasegando la guerra de guerrillas y están victoriosas porque para una guerrilla es un triunfo llegar al grado de organización y control territorial que ellas tienen.

Pero sólo los hombres que están en la guerra, que hacen la guerra, saben el valor de la paz. Esa paz que todos los colombianos ansiamos y por la cual estamos dispuestos a entregar nuestras civiles vidas. Por la paz todo. Por la vida hasta la vida misma. Luchamos contra los que ordenan hacer la guerra porque la paz es nuestro más caro anhelo y el de todo el pueblo colombiano.

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El Bogotazo, origen de las FARC