El cuento de la Semana: Quién es el patrón y quién el peón

tisdag 30 juni 2009 · 0 kommentarer


Domínico Nadal, NotiColombia Press

En medio de un ambiente cargado de tensiones por el golpe militar en Honduras, viajó el narco-paramilitar presidente colombiano, Álvaro Uribhitler, a los Estados Unidos a recibir lo que se merecía y merece. Un patadón en el fundillo.

El demócrata Barack Obama, con sus finas maneras le dijo ”Basta, 8 años es suficiente!”. Bush le hubiera dicho: ”Lárgate, tú ya no sirves para nada y aunque hagas más de lo que te pido, el resultado es igual. Ciao, bambino, si te veo no me acuerdo!”.

Salvo las diferencias de maneras entre los dos mandatarios, Uribhitler recibió un patadón en las posaderas. Patadón que es una descalificación de sus políticas, burdas entre otras cosas, y es sabido que los demócratas les gustas las maneras finas. Si tienes que matar, mata, pero finamente!

Definitivamente nadie esperaba otra cosa. Había que ver a un Uribhitler menguado hasta lo máximo, cuando el presidente de los estadounidenses se lo decía en la conferencia de prensa. Y lo que se vió allí fue la muestra de quién es el patrón y quién es el peón.

Confirmándose lo que desde hace muchisísimo tiempo hemos venido diciendo en NotiColombia Press y otras agencias que nos acogieron en el pasado. Uribhitler no va a un tercer mandato. Todo el mundo lo veía -aún lo ve-, menos el círculo mafioso-narcoparamilitar que ronda, como la mosca a la plasta de vaca, alrededor de la podredumbre de la Casa de Nari para engullirla.

8 años son suficientes en Estados Unidos, le dijo el negrito Obama (no es despectivo). Tiene razón. Más en Colombia en donde 4 son más que suficientes para saber la calidad de los oligarcas y narcoparaoligarcas que la han administrado. Calidad de bandidos, corruptos, ladrones del erario público, mafiosos, delincuentes, todas a una sola en uno solo.

Es que hay países en que la re-elección es posible, dadas las calidades de sus presidentes y de sus instituciones. Pero en Colombia, en donde el voto es comprado, manipulado u obligado por la fuerza de las armas estatales o narcoparamilitares a depositarlo, eso es un exabrupto. La muestra es Uribhitler. Ninguno de los ingentes problemas de los colombianos ha sido resuleto. Salud, educación, vivienda, servicios públicos, empleo, salario, etc, etc, todos han caido al fondo del pozo de la desidia oficial.

Si le sumamos la persistente y consuetudinaria violación de los derechos humanos, algo que preocupa a Obama -yo creo de buena fe que la preocupación es de buena fe-, la cuestión estaba ´cantada´. Patadón en el fundillo, pero de buenas maneras, claro, como corresponde a un demócrata.

Pero el bandidazo Uribhitler se hizo elegir en el 2002 fraudulentamente -con las armas narcoparamilitares-, y en el 2006 además con cohecho incluído. Para eso hizo trizas la ya hecha pedazos Constitución colombiana. Ahora recibe lo que se merece. Y falta todavía que la justicia -burguesa, internacional y/o popular lo juzgue por sus crimenes comunes y por los de Lesa Humanidad.

Imagino que el negrito Obama en su interior níveo pensaba: ”Este cree que nos hemos olvidado del número 82”.
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El Cuento de la Semana: El Güevón

fredag 26 juni 2009 · 0 kommentarer


Domínico Nadal, NotiColombia Press

Ya no es un secreto. Por aquello del pudor no habíamos querido decirlo. Pero el gesto de esa linda muchachita -a quién se le perdona todo- al entregarle un huevo al güevón lo develó ante el mundo. Es un güevón. El peor de todos los güevones. Esos que se las tiran de vivos y no son nada más que unos güevones.

La cara de güevón quedó más que patente cuando fue a dejar el huevo a la mesa. Ya quedó evidenciado que los ataques de laberintitis no son laberintitis sino el pinzamiento de la güeva. La misma que quizá se el encogió cuando la muchachita le entregó el huevo. Y en los intentos repetidos de darle la mano a la muchachita que muy dignamente no quiso estrechar la del güevón narco-paramilitar presidente. Y es que ese gesto de dignidad de la muchachita representa la dignidad de los colombianos.

No es posible estrechar unas manos ensangrentadas sin ensuciarse. Todos los que han estrechado esas manos de sátrapa han tenido la misma sensación. De asco. Por ello la muchachita le retiró la mano cuando él trataba de agarrársela. Agarrón. Bandido. Güevón! Los miles de colombianos asesinados por su régimen narco-paramilitar exigen justicia.

Y esa justicia se muestra de miles maneras. El gesto de la muchachita fue uno de ellos. El del médico Borja fue otro. El del estudiante de la JUCO en Cartagena, otro. El de los estudiantes de la Javeriana, otro. El de los estudiantes de los Andes, otro más. Ningún presidente colombiano había recibido tantas pruebas de rechazo y de asco.

Quien sabe cómo irá a hacer Obama para que la sangre de las manos de Uribhitler no le ensucie las manos el lunes próximo. Usará acaso los guantes negros de cuero que usa el presidente gringo en invierno? Quizá, quizá.

En todo caso, cada día que pasa el narco-para-presidente Uribhitler se parece más al Patriarca en su Otoño. Ah, Gabito con su genialidad se adelantó muchos años a lo que vendría como una maldición. Mas toda maldición tiene su exorcismo. Y a los güevones toca cortarles las güevas, es decir, hacerles la reducción con extirpación de la güeva potrosa...



cuál de ellos es Uribhitler? Adivine!
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El cuento de la Semana: Las violaciones de derechos humanos no son una práctica sistemática, dice el régimen narco-paramilitar de Uribhitler

fredag 19 juni 2009 · 0 kommentarer


Domínico Nadal, NotiColombia Press

Más que cuento de la semana ese es el cuento eterno del régimen colombiano. Ellos no cometen violaciones de los derechos humanos sino que ´aplican la ley´. Ellos no violan sistemáticamente los derechos humanos sino que las violaciones denunciadas son ´casos aislados´.

Desde siempre los gobernantes colombianos aplican la Doctrina de Seguridad Nacional que ve como ´enemigo interno´ a todos los colombianos que no estén de acuerdo con el gobierno y que luchen por sus derechos políticos, sociales, gremiales, etc. Éste régimen narco-paramilitar de Uribhitler no ha sido la excepción.

Como hemos dicho en diferentes artículos los articulistas de NotiColombia Press y en otras agencias, 147.000 colombianos asesinados son la muestra fehaciente de ese Terrorismo de Estado, 20.000 desaparecidos, miles de asesinados extrajudicialmente, ejecutados extrajudicialmente más de 2.500 sindicalistas. Claro que cada uno le pone su toque personal. A algunos les gusta torturar, o asesinar extrajudicialmente; a otros les gusta desaparecer sindicalistas y luchadores populares; a todos los gusta exterminar partidos políticos de izquierda como la Unión Patriótica; a todos les gusta practicar el desplazamiento forzado para enriquecer a sus amigotes; o sea, a todos les gusta derramar la sangre inocente de los colombianos.

Por eso tiene toda la razón el Relator especial de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, Philip Alston, cuando señala que los llamados "Falsos Positivos" se convirtieron en una práctica sistemática que no solo afectó a Soacha, en Cundinamarca, sino que se extendió a 13 departamentos del país. Práctica que se aplica a cuenta-gotas, uno aquí, dos allá, tres acullá, y así van sumando los miles de víctimas.

Cuántas? Imposible hacer un acumulado precisamente porque el régimen se encarga de criminalizar también a los defensores de derechos humanos en un intento de invisibilizar el Terrorismo de Estado de la Doctrina de Seguridad Nacional, como dice Allende. Pero no es solamente con las ejecuciones extrajudiciales, es con todas las violaciones de los derechos humanos.

Con cifras incompletas llegamos a la crisis humanitaria que sufre el pueblo colombiano. Crisis que ha sido creada y desarrollada por el propio régimen o estado narco-paramilitar, aplicando los dictados del imperio. Mas los agenciadores del masacramiento de los colombianos niegan su responsabilidad, es decir, son cobardes que matan a los civiles inocentes, desarmados, inermes, y después sienten miedo por enfrentar su responsabilidad ante un tribunal. Por ello hemos visto al narco-paramilitar presidente señalando de ´guerrilleros de civil´ a los que denunciamos las violaciones de derechos humanos de su régimen. Por ello vemos al ideador del Bloque Capital de los narco-paramilitares, el vice Fachito Santos, tratando de ocultar lo inocultable y tratando de rebatir lo que no es rebatible.

El estado colombiano, el régimen narco-paramilitar que hoy gobierna Colombia, y los anteriores, han violado sistemáticamente, consuetudinariamente, los derechos humanos de los colombianos. No sería de extrañar que los personeros del régimen salgan con el cuento chimbo de que el señor Philip Alston es ´colaborador de las FARC´, el mismo expediente utilizado desde 1964.

Para llegar a estas conclusiones bastan 10 días de visita y 100 testigos entrevistados. Lógicamente el tiempo no le alcanzaría para compilar todas las violaciones cometidas por el régimen narco-paramilitar. Faltaría también que la ONU fuera más decidida en la condena del régimen narco-paramilitar, el responsable de las violaciones de los derechos humanos de los colombianos, y emprender acciones prácticas para sancionar al régimen que hasta ahora se ríe de las condenas de la ONU y las ve como los cuentos que ellos inventan para soslayar sus responsabilidades.

Hasta que el cuento no les sirva más...
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El Cuento de la Semana: El Cabo Moncayo está secuestrado por Uribhitler

tisdag 9 juni 2009 · 0 kommentarer


Domínico Nadal, NotiColombia Press.

Es la triste verdad. El cabo Moncayo es un servidor del estado que fue vencido en combate por las FARC y capturado por ésta guerrilla marxista-leninista. Ha estado en poder de las FARC como prisionero de guerra durante más de 11 años. 11 largos años en los cuales ha sido abandonado a su suerte por parte del estado al cual le sirve.

Paradójica la situación. Un estado que abandona a sus funcionarios a su suerte cuando éstos en cumplimiento de su ´deber´ caen capturados por la guerrilla. Hubiera sido mejor la muerte, me dice un amigo. Le digo: No. Siempre es mejor estar vivos porque vivos son una prueba viviente de lo que les importa al estado. El valor de un soldado o un policía es menos que nada. Menos que nada que se convierte en muchísimo menos que nada si caes capturado por la guerrilla de las FARC.

Prueba de esto es que el régimen de Uribhitler los prefiere muertos que vivos. Por eso lanza los rescates a sangre y fuego. Casos como el de Ingrid y los gringos se dan uno en un millón. Los demás... los demás mueren en el intento de rescate.

Pero lo más aberrante es que cuando las FARC deciden que el cabo Moncayo ya pagó su condena y entregarlo unilateralmente, sin contraprestación de ninguna clase, el régimen de Uribhitler decide secuestrarlo. Sí, secuestrarlo! Es como ha pasado con muchos guerrilleros de las FARC que cuando han cumplido su condena el estado impide su salida de la cárcel. Casos como esos hay muchos.

Claro que ahora el régimen narco-para-fascista uribiano hace las cosas de otra manera. Impide que las FARC lo entregue a los que les dan garantías de que el cabo Moncayo llegará vivo a su casa. Porque si algo han demostrado los militares y policías del régimen uribiano es que son capaces de matar a alguien para culpar después a las FARC, incluso a los mismos policías y militares.

Entonces las FARC ha realizado la liberación del cabo Moncayo en el acto del anuncio de su entrega a COLOMBIANOS Y COLOMBIANAS POR LA PAZ y desde ese momento el cabo Moncayo permanece secuestrado por el régimen de Uribhitler con excusas baladíes. Que a la Senadora Piedad Córdoba no porque ella politiza la entrega, que si..., etc, con unas excusas tan infantiles que parecieran dichas por Fachito Santos...

Ahora qué diran los que se rompen las vestiduras por el ´secuestro´? Por qué no colocan al cabo Moncayo como secuestrado por su propio régimen? Ah, es que el secuestro sólo es ´sufrido´ por los riquitos, por los hijos de papi y mami... El secuestro es un arma para utilizar contra las FARC. Pero el estado entonces que hace en casos como éstos...

Secuestro... simple y llanamente se llama secuestro lo que está haciendo Uribhitler. El narco-para-presidente tiene secuestrado al cabo Moncayo... triste paradoja... triste realidad! Un delito más que se suma a su estela delincuencial...
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El Cuento de la Semana: La Paz

tisdag 2 juni 2009 · 0 kommentarer


Domínico Nadal, NotiColombia Press.

La Paz, la paz. Lo que todo ser humano ansía para vivir su vida plenamente o no tan plenamente pero más o menos. Paz... Paz....

Palabra que en ciertas bocas suena a sacrilegio. A herejía. Como cuando el narco-paramilitar presidente Uribhitler la pronuncia. Porque la verdad es que cuando él la pronuncia huele a todo menos a bueno. Como habrán hecho los presidentes y los invitados a la posesión de Funes para soportar semejante pestilencia que salió por la boca de Uribhitler cuando habló de paz...

Dijo que la experiencia centroamericana es la paz que él quiere para Colombia. No se preocupó de que estaba ante personas que tienen buena memoria ya que él todo lo que habla lo desbarata con las patas. Lógico que semejante individuo no se preocupe ni siquiera por guardar las apariencias. Alguien dijo que el sacrilegio de hablar de paz estuvo en que al mismo tiempo le estaba rogando a Hillary Clinton que no ´le recortaran el Plan Colombia´, por favors su mercé, y que aprobaran el TLC.

Un individuo con el historial de Uribhitler muere como es. Mafioso. Nunca cambiará. Su visión es rígida en extremo y cuando aparenta flexibilidad es que está esperando mejores tiempos para dar el zarpazo. Pero ni eso hace Uribhitler. En El Salvador hizo gárgaras con la palabra paz y de su boca emanaba un olor azufrado. No recordó que en Colombia él ordena hacer la guerra contra todo el que huela a campesino, indígena, estudiante, revolucionario, guerrillero... No recordó que en Colombia ha dicho que no permitirá que las FARC entreguen al cabo Moncayo -un servidor del estado- a la senadora Piedad Córdoba. Y esa es una actitud de guerra contra sus propios servidores, los pobres militares y policías que las FARC capturó en combate. Es una actitud de guerra, mas no un hecho de guerra.

Porque es cierto, Uribhitler ordena hacer la guerra pero él no hace la guerra, como se plantea en un excelente artículo que leí por ahí. Uribhitler es tan incapaz que no es capaz de ponerse un camuflado, agarrar un fusil e internarse a la selva colombiana a combatir a las FARC, una guerrilla que nace por las órdenes de los que ordenan hacer la guerra en Colombia: la oligarquía y los gringos. No, él obliga al pueblo colombiano a que vaya a la guerra a matar a su hermano. Claro que eso no es sólo cosa de él. Todos los riquitos no permiten que sus ´hijos de papi y mami´ presten el servicio militar obligatorio, mucho menos que vayan a la guerra que sus ´papitos´ decretan cada tantos años.

Que demuestren los narco-para-oligarcas de nuevo cuño y los oligarcas de viejo cuño si alguno de ellos ha muerto en la guerra que ellos adelantan en Colombia. A ver... muéstrenlos. Sobran dedos de una mano si contabilizamos cuántos oligarcas han muerto por culpa de la guerra en Colombia. Quizá por eso ellos se solazan ordenando hacer la guerra.

Nuestro pueblo ha enfrentado la guerra oligárquica e imperial con guerra popular. Una acción merece una reacción de igual o mayor fuerza e intensidad. En eso no puede haber paños de agua tibia. Porque ellos decretaron la guerra en 1964 -y la siguen decretando cada tantos años- es que nacieron las FARC, y ya tienen 45 años de estar trasegando la guerra de guerrillas y están victoriosas porque para una guerrilla es un triunfo llegar al grado de organización y control territorial que ellas tienen.

Pero sólo los hombres que están en la guerra, que hacen la guerra, saben el valor de la paz. Esa paz que todos los colombianos ansiamos y por la cual estamos dispuestos a entregar nuestras civiles vidas. Por la paz todo. Por la vida hasta la vida misma. Luchamos contra los que ordenan hacer la guerra porque la paz es nuestro más caro anhelo y el de todo el pueblo colombiano.
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Brindamos una visión alternativa de los problemas complejos que se viven en Colombia y Latinoamérica.

El Bogotazo, origen de las FARC